Los procesos de
cambio en las Administraciones Públicas pueden responder a dinámicas muy diferentes,
dependiendo de las circunstancias y los objetivos de cambio.
En la década
pasada, hubo Ayuntamientos que se vieron abocados a un crecimiento urgente para
afrontar la prestación de servicios a una población que crecía de manera
exponencial, en paralelo con el desarrollo urbanístico del territorio.
En la
actualidad, la práctica totalidad de las Administraciones se encuentra sumida
en procesos de ajuste (en el presupuesto, la plantilla, prestaciones de
servicios, etc.), con el fin de alcanzar niveles de eficiencia impensables hace
a penas unos años.
Enfoque "Hard"
Del mismo modo
que se dan estas dos formas de cambiar, también hay dos enfoques predominantes
en la dirección de estos procesos. Los gobernantes y directivos que se
identifican con el cambio “Duro” – ya sea en una dinámica expansiva o en
una depresiva – centran toda su atención en modelar los componentes “Hard” de
la organización: la estrategia, la estructura y los sistemas para conseguir
resultados inmediatos. Con frecuencia, quienes manejan el timón en estos casos
son líderes afines con la gestión del cambio desde arriba hacia abajo.
Enfoque “Soft”
Por su parte,
quienes se sienten impulsados por una filosofía más próxima al cambio “Suave”,
se focalizan en el desarrollo de la institución. Lo urgente pasa a un segundo
plano, frente al objetivo de instaurar una cultura sólida y un conjunto de
valores profundamente sentidos. Es muy posible que esta clase de líderes
orientados a los elementos “Soft”, adopte un estilo igualitario que impulse la
participación de todos desde abajo hacia arriba.
Enfoque “Coordinado”
La experiencia
como consultor me demuestra que ninguno de estos dos enfoques, en su estilo más
puro, se libra de las críticas por los resultados o las consecuencias de sus
decisiones.
Los líderes
impulsados por un enfoque “Hard”, imbuidos de un excesivo pragmatismo que les
impedía ver los “costes” de su ambición. Por su parte, los orientados hacia un
enfoque “Soft”, ocupados en la búsqueda de elevados ideales, no prestaron
atención a los aspectos prácticos de la gestión del cambio en sus
organizaciones.
Cada uno de
estos tipos de líderes tiene que buscar la forma de aprovechar las cualidades
positivas de ambos enfoques, si quieren contar con un ingrediente esencial para
el éxito en el proceso de cambio. Se trata de un enfoque “Coordinado” que tenga
en cuenta tanto el desarrollo de la cultura de la organización como la creación
de más valor para los ciudadanos.
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